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Diálogo con Rafael Correa

 

Por: Pedro Brieger

El 15 de enero de 2007 Rafael Correa asumió la presidencia de Ecuador luego de vencer por amplia mayoría al empresario Álvaro Noboa. Dos años antes, el presidente Alfredo Palacio lo había nombrado ministro de economía, cargo que ejerció durante unos meses y que lo catapultó al gran público. Correa era conocido por su experiencia como profesor de economía y un doctorado otorgado por la Universidad de Illinois. Una vez en el gobierno, y en el contexto de los gobiernos denominados progresistas, se destacó por sus conocimientos de la economía mundial y de la latinoamericana en particular.

Las revelaciones de los Pandora Papers y los nombres de quienes evaden al fisco son apenas la introducción para hablar con Correa sobre el sistema económico internacional y las dificultades para realizar cambios profundos, aún cuando existe voluntad política.

-El tema de los llamados Pandora Papers ha colocado nuevamente sobre la mesa la existencia de paraísos fiscales. ¿Cómo se hace para combatir la evasión fiscal?

-Basta con la decisión política de los poderosos. ¡El problema es que la inmensa mayoría de los paraísos fiscales es de los poderosos! Por ejemplo, en el Caribe son islas parte del Commonwealth, la Mancomunidad de Naciones vinculada al Reino Unido, así como varios estados en Estados Unidos como Florida o Nevada. Entonces, afectan intereses creados dentro de esos países. Pero, hay voluntad política. De hecho, el G20 en su reunión en Italia ya ha tomado la decisión de poner un impuesto que anularía el atractivo de esas guaridas fiscales.

-¿Cómo puede actuar un país por su cuenta para limitar la evasión? ¿Puede implementar mecanismos para evitarla?

-En parte, es lo que hicimos en Ecuador en el 2017. Promovimos una consulta popular para ver si estaban de acuerdo con que -al menos- los candidatos de elección popular y los funcionarios públicos tengan prohibido realizar operaciones en esas guaridas fiscales. El pueblo ecuatoriano respondió con contundente SI y se convirtió en ley. Ahora, para ser candidatos, están impedidos de tener operaciones, empresas o dinero en paraísos fiscales. En Ecuador no solo es inmoral tener la plata en una guarida fiscal, es absolutamente ilegal.

-¿Durante su presidencia de diez años logró evitar que los más poderosos evadieran el fisco y fugaran el dinero?

-Eso es muy difícil, pero sí, lo hicimos. Triplicamos la recaudación tributaria y mas del 90 por ciento de ese incremento no es por nuevos impuestos sino por mayor eficiencia en la recaudación. También pusimos grandes desincentivos para poner la plata afuera. Por ejemplo, a los bancos se les puso un coeficiente de liquidad domestica por resolución de autoridades monetarias.

Tenían que tener cierta relación entre liquidez y activos dentro del país. Todo eso fue derogado por el gobierno de Lenín Moreno, pero todos esos mecanismos hacían que mantuviesen la plata -sobre todo el sistema financiero- dentro del país y fuera costoso sacar ese dinero.También pusimos un impuesto a la salida de divisas.

-Está claro que un país tiene limitaciones si actúa de manera aislada y que debe existir un acuerdo global. Hace pocos días se realizó la cumbre del G20 donde participan Argentina, Brasil y México ¿Sirvió para algo?

-Son los más poderosos del planeta, sus decisiones tienen algún peso. Y qué bueno que haya presencia latinoamericana. No nos engañemos, al mundo lo divide el poder. La Ilustración en el siglo XVIII fue la victoria de la razón. El verdadero avance civilizatorio será cuando la razón venza al poder. Al mundo no lo dirige la razón, no lo dirige la justicia, lo dirige el poder, las relaciones del poder. Entonces que los poderosos se reúnan y tomen decisiones es con la esperanza de que tomen decisiones adecuadas.

-¿Qué pueden hacer los tres países latinoamericanos que son poderosos a nivel regional pero se juntan con otros, que son mucho más poderosos? ¿Tienen algún margen de maniobra?

-Como decía, el primer avance civilizatorio será no solo cuando la razón venza a lo supersticioso, sino cuando venza al poder. Entonces, ojalá que se reúnan no solo defender esos intereses, sino también para defender la nave común que se llama planeta tierra. Yo creo que han hecho un gran paso en ese sentido con el impuesto de -al menos 15 por ciento- que van a cobrar sobre todo a los capitales que van a estas guaridas fiscales. Se ha hecho algo muy positivo. Ojalá también tomen medidas claras contra el calentamiento global y contra los diferentes riesgos que enfrenta nuestro planeta.

-Si utilizamos las categorías de desarrollo y subdesarrollo encontramos que los países más desarrollados quieren imponerles a los países en vías de desarrollo un nuevo modelo productivo que no contamine cuando ellos durante décadas se desarrollaron contaminando. ¿Cómo se puede desarrollar América Latina sin utilizar esa misma matriz productiva?

-Se puede hacer, pero es costoso. Si en verdad son coherentes con lo que dicen, entonces, que den ese conocimiento, tecnología y los recursos monetarios que tienen para evitar el impacto ambiental. ¡Tenemos derecho a crecer!. Hay un principio de Naciones Unidas que es el principio de responsabilidades comunes, de responsabilidad de luchar contra el cambio climático. Pero es diferencial, porque ellos contaminan mucho más y acumuladamente son los culpables de gran parte de la destrucción que ha habido a nivel ambiental.

No es que debemos desentendernos de esto, pero obviamente ellos pueden hablar de crecimiento cero mientras que nosotros no. Todos deberíamos hablar de la economía circular, de la economía azul. Para decirlo de manera más técnica la desmaterialización de la economía, es decir con las mismas unidades de energía, con las mismas unidades de materia prima, producir mucho más. Pero para eso se necesitan tecnologías avanzadas que son altamente costosas. Tenemos que dar un gran paso para combatir el cambio climático de la destrucción general ambiental y para ello es indispensable tener acceso a esas tecnologías. Que nos den el financiamiento y veremos si es real la coherencia de su lucha contra el cambio climático.

-Numerosos países como Ecuador o Venezuela siguen dependiendo del petróleo que contamina ¿Cómo se hace para cambiar esta dependencia que es un gran problema de estos países?

Ya hemos presentado algunas alternativas al respecto; por ejemplo, compensar por no sacar el petróleo. Pero no podemos renunciar a los recursos que tenemos cuando los necesitamos. No nos engañemos, los países en vía de desarrollo necesitan crecer. Hay una postura de crecimiento cero e incluso de crecimiento negativo que es adecuado para países que ya nadan en la opulencia, como los países europeos, Estados Unidos, Japón o Australia. Pero los países latinoamericanos necesitamos crecer. Y nuestra contaminación es relativamente marginal con respecto a la contaminación de los países desarrollados. Por eso se requiere financiamiento para una reconversión industrial.

-Pero está claro que no lo hacen y que no permiten estos cambios…

-Entonces ¿qué están declarando? Partamos de que ellos declararon que van a luchar por el cambio climático y que van a hacer que los países en vías de desarrollo tengan tecnología más amigable con el medio ambiente. El siguiente paso es permitirnos acceder a esas tecnologías.

-Si hablamos del acceso a la tecnología, podemos apelar al planteo de Raúl Prebisch que hablaba del deterioro en los términos de intercambio.

-Es antiguo y cuestionado. Hay estudios que dicen que no ha habido deterioro de los términos de intercambio, y yo creo que sí los hubo. Sin embargo, más allá de eso, es la especialización, la división internacional del trabajo. Antes, esa división era: ellos producen bienes elaborados, con valor agregado, nosotros materia prima. Y siempre los términos de intercambio eran en perjuicio de los productores de materias primas. Es una cuestión de poder porque todo el mundo puede producir materias primas, pero muy pocos pueden producir bienes elaborados.

Ellos pueden imponer precios, nosotros no. Pero hay nuevas divisiones del trabajo ahora porque hemos logrado cierto nivel de industrialización en países como Argentina, México y Brasil. Ellos producen conocimiento y el motor del desarrollo es el conocimiento. Muchos países, como el Ecuador y los de la cuenca amazónica, producimos bienes ambientales. ¡Mira la gran injusticia! El conocimiento es lo que se llama un bien “sin rivalidad” en el consumo. Que tú tengas una idea, la compartas; no es que dejaste de tener la idea, sino que ambos tenemos la idea.

El conocimiento se acumula, es un bien no rival que debería tener libre acceso, pero lo privatizan porque lo producen ellos. Por otro lado, los países de la cuenca amazónica producimos bienes ambientales que ellos consumen gratuitamente. Esos bienes ambientales sí tienen rivalidad en el consumo, eso sí se consume, contamina el medio ambiente, deforesta y va destruyendo el capital natural que tiene el planeta. Eso es lo que debería tener restricción de acceso y compensación por consumir esos bienes. Es todo al revés. Es la nueva división internacional del trabajo y todo en función del poder: ellos producen conocimiento y nosotros somos los que producimos esos bienes ambientales de acceso gratuito.

Saiba mais em: https://www.cartamaior.com.br/?/Editoria/Pelo-Mundo/Dialogo-con-Rafael-Correa/6/52050

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